La cultura de un país es su personalidad colectiva.
Es el reflejo de lo que sus habitantes valoran; de lo que creen que es bueno, justo o correcto; de las leyes y normas aceptadas por todos; y de las actitudes y comportamientos que tienen unos hacia otros.
El progreso de un país está íntimamente ligado al buen funcionamiento de sus instituciones. El buen funcionamiento de estas instituciones está basado en las creencias, conductas, actitudes y valores de los miembros de la sociedad.