A lo largo de este blog, hemos analizado y concluido que sí existen factores culturales que determinan e influyen en la velocidad con que una nación alcanza el progreso. Varios académicos y científicos sociales han sido convincentes y rigurosos en demostrar que existen factores culturales que deben existir para que se de en un país el desarrollo económico y democrático. ¿Existe alguna relación entre la cultura de una nación y las prácticas de inclusión a grupos menos privilegiados como mujeres, algunos grupos étnicos y religiosos, etc.? Este artículo demuestra que no hay una relación causativa, sino una relación de sostenibilidad entre la cultura de un país y sus avances hacia lograr la igualdad.
Históricamente, las mujeres raramente han estado en condiciones de dictar y definir las normas religiosas o sociales alrededor del mundo, en distintos grupos étnicos y naciones. Las mujeres tienden a simplemente ser una parte más de la cultura y sus representaciones: la religión, la economía, las artes, la ley, y el entretenimiento. Las mujeres muchas veces simplemente aceptan las sutilmente definidas reglas de comportamiento social que implican para su género la vida pública, las relaciones familiares, y el lugar de los niños.
Una cultura dominada por los hombres es, en definitiva, la atmósfera en la que la mayoría de las mujeres viven todo el tiempo; ellas viven con menos líneas divisorias entre sus roles en el trabajo y el hogar, la carrera y la familia..
No hay una relación sencilla entre cultura y género, ya que los atributos de una cultura no parecen poder explicar estadísticamente los cambios en relaciones de género que han sucedido en las últimas décadas en muchos países alrededor del mundo.
Al contrario, la importancia y valorización que le da una cultura al tema de género es un resultado, y no una causa, de cambios estructurales en las relaciones de género. Cuando las relaciones de género cambian de dirección, la cultura responde y se mueve en esa misma dirección.
Sin embargo, aunque la cultura no pueda ser una variable para explicar el cambio de relaciones e igualdad de géneros, los factores culturales sí tienen una gran importancia en determinar la fuerza y durabilidad de los cambios y avances que se vayan logrando para alcanzar esta igualdad.
En varios países de Latinoamérica, existen esfuerzos a distinta escala donde la promulgación de leyes y políticas para promover la igualdad de género muestran un compromiso del grupo cultural, para alcanzar la igualdad de oportunidades. Aunque en la región no se puedan atribuir los avances en el tema de igualdad de género en a un cambio cultural evidente, sí se debe reconocer que el cambio cultural es indispensable para garantizar la implementación y sostenibilidad de normas, leyes y políticas que faciliten el acceso de las mujeres a mayores oportunidades.
En muchos casos, las mujeres avanzan en temas de igualdad únicamente cuando un hombre que ocupa un cargo prominente- el anciano de la comunidad, un juez de la Corte Suprema o un Presidente – tiene un cambio de actitud.
Algunos atributos culturales que prevalecen en Latinoamérica disminuyen la eficiencia y desempeño de las instituciones del Estado. Esto promueve que exista una brecha importante entre la política, la ley y su cumplimiento.
Este sea quizás, el mayor reto para Latinoamérica, no solo en el tema de promover la igualdad de género, sino para resolver muchos de los problemas estructurales que afectan y retrasan el desarrollo de nuestros países.
El cerrar esta brecha entre la ley y la aplicación de la misma requiere no solo cambios y ajustes culturales, sino también cambios profundos en y dentro de las instituciones legales.
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